martes, 8 de diciembre de 2015

ALZHEIMER, el duelo familiar


Alzheimer, el duelo familiar
  
• Dr. Víctor Fernando Villa Esteves.
Geriatra. Presidente de la Fundación Alzheimer Guadalajara, A.C.
“Un padre puede cuidar cien hijos, pero cien hijos difícilmente cuidarán un padre
”
21 de septiembre, Día mundial de Alzheimer
La mayoría de las personas que han sufrido la muerte de un familiar cercano, coinciden en el gran sufrimiento que vivieron en ese día o fecha especial en que ocurrió el terrible deceso: el impacto fue tan profundo que marcó una huella en sus vidas; algunas por lo inesperado; otras por lo dramático, etc. (de ahí parte un proceso de duelo que, bien manejado, tarda en promedio un lapso menor a seis meses).
Sin embargo, ¿qué pasa cuando ese ser amado es perdido y a la vez sigue presente? 
¿Qué pasa cuando ante la terrible realidad no tenemos mas que aceptar que hemos dejado para siempre de contar mental y emocionalmente con un padre, madre, abuelo, amigo u hermano?.
 Ese ser humano había sido el eje de la familia y de pronto se ha convertido en un ser diferente, cada día más limitado y dependiente.
Son millares las personas y los familiares afectados por la enfermedad de alzheimer; (Enfermedad progresiva e incurable de la mente; que ataca la memoria, la personalidad, el juicio, y que puede presentarse espontáneamente en cualquier persona sin distinción de sexo, raza o condición económica, tenga o no antecedentes familiares).
¿Cómo viven las familias afectadas ese proceso de duelo continuo que puede durar entre 5 a 20 años?
“Papá solía llevarme a la cama cuando era pequeña; ahora es incapaz de ir él mismo. Él fue un hombre inteligente; me enseñó las letras del alfabeto. Ahora no puede leer. Es extraño, porque aunque él está con nosotros, es como si no estuviera. Voy siempre a la cama y duermo pensando que al despertar, mi viejo papá estará nuevamente con nosotros”.
Lauren West
La mayoría sufren constantemente sentimientos propios del duelo, porque es más difícil aceptar una pérdida “viviente” que una pérdida física.
Inicialmente, reaccionan con incredulidad ante el diagnóstico médico de Alzheimer en su ser querido. Buscan justificantes y acusan de todo a la vejez. Quieren pensar que es una pesadilla de la que pronto saldrán y lamentablemente algunos pierden la oportunidad de ofrecer a su enfermo un tratamiento oportuno.
Muchos evaden su responsabilidad y abandonan a sus padres en asilos u hospitales mentales. Otros (los menos) aceptan como prueba de amor y aprendizaje esta experiencia y prodigan recíprocos cuidados a sus antecesores, incluso saben manejar el divorcio emocional y apego adecuadamente, y continúan brindándoles un gran apoyo a sus seres necesitados, aunque no vivan con ellos.
Es entendible que dudemos del médico cuando nos da el diagnóstico; pero hoy día, el dictamen de un experto es 95% confiable en la mayoría de los casos; y no se requieren pruebas costosas para tener un juicio probable de la enfermedad.
Cada uno de los miembros en diversos grados, puede ser aquejado por estos sentimientos, que requieren el apoyo de otros familiares o de profesionales que les guíen en la aceptación y manejo de los mismos.
Debemos considerar que en la medida que aceptemos la enfermedad y encaremos la realidad; habremos de manejar adecuadamente los sentimientos y podremos ayudar a nuestra familia a vivir con alegría sus últimos recuerdos.
Principalmente las esposas, hijas y demás familiares son quienes enfrentan las actitudes y conductas difíciles del paciente; todas ellas, ven cómo su mundo cambia y se transforma en un infierno terrible de depresión y soledad cuando sus esposos, hijos y amigos deben quedar a un lado, para convertirse en los cuidadores principales y de tiempo completo de un humano exigente, dependiente y cada vez más difícil de entender.
Hemos podido escuchar cientos de historias y entendemos ahora que la enfermedad de Alzheimer es una “enfermedad familiar” porque afectará de una manera u otra, a todos los miembros de ésta.
Como consejo general a los interesados, digámosles que la tensión crónica se mitigará, cuando culpen a la enfermedad y no al enfermo. Deben realizar una reunión donde establezcan un plan de acción, dividiendo responsabilidades y resolviendo asuntos legales; adquieran información médica y propicien un ambiente terapéutico y seguro para el afectado; elijan al cuidador principal, permitiéndole que obtenga recursos para manejar la situación individualmente y siempre buscando ante todo su bienestar propio.
Finalmente, es conveniente acudir a un grupo de apoyo o autoayuda, con el fin de obtener información del tema e intercambiar experiencias que propicien una mayor integración familiar, y por supuesto: “No olvidar nunca a quien ya ha olvidado”.

Mayores Informes: Grupo A.Y.E.R de apoyo y autoayuda de Alzheimer. Fundación Alzheimer Guadalajara A.C.. 
Correoelectrónico: alzheimergdl@hotmail.com
Les comparto este *articulo publicado en el periodico "Semanario" edicion 241 domingo16 de septiembre 2001

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