Llega un momento en la vida adulta que la incontinencia urinaria puede aparecer en nuestros adultos mayores, haciendolos creer falsamente que se trata de un sintoma que es normal para los ancianos y que deben sufrirlo en silencio, por esa causa muchos de ellos, aguantan la incontinencia sin confesarsela a sus medicos y este problema crece, tornandose en un sufrimiento cronico.
DEFINICION; La incontinencia urinaria es definida como la perdida del
control de la salida de la orina que sucede de una manera leve (gotas) hasta la
abrupta expulsión de cantidades masivas de la misma; aunque puede ocurrir a
cualquier edad es mas común que se den estos casos en la edad avanzada.
Los problemas del control de la vejiga suceden cuando los
músculos de este órgano se encuentran débiles o muy activos. Existe un músculo
llamado esfínter vesical que se encarga de regular la salida urinaria, cuando
este músculo pierde su tono, tenemos escape de orina al reír, cargar
objetos pesados y estornudar; esto se conoce como incontinencia de esfuerzo.
Por otra parte si los demás músculos de la vejiga están muy activos, la
sensación de urgencia por orinar sucede aunque tengamos poca orina y en ese
caso podremos tener salida espontánea de la misma. Sin embargo, mas allá de la
causa de esa incontinencia llámese; infección urinaria, vejiga hiperactiva,
causas prostáticas o neurológicas etc. los adultos se ven sometidos a problemas
en la índole física y emocional secundarios a la misma perdida involuntaria de
orina.
PROBLEMAS FISICOS; La
incontinencia urinaria se acompaña de una perdida de higiene en el área genital
que muchas veces se traduce en complicación de enfermedades infecciosas
sistémicas; la humedad constante en esa área nos puede causar afecciones de la
piel secundarias a hongos o dermatitis conocidas como “del pañal” o incluso escaras, que requieren
aseo especial y tratamiento preventivo constante. Si bien la orina por
naturaleza es estéril el mantener una substancia irritante sobre la piel puede ocasionar inflamación local ya sea en
el pene o escroto que limitarían la actividad sexual de manera secundaria ya
que el adulto muchas veces evita las relaciones sexuales para no sentir molestias, por pena de
que su pareja perciba su problema.
Otro riesgo secundario a padecer este trastorno son las caídas,
las cuales son consecuencia de “la urgencia” por correr a los sanitarios ya que
al estar mojado el piso resbalan al levantarse de su asiento con las
consecuentes fracturas o lesiones.
En los casos de pacientes con avanzada edad, dementes o muy
discapacitados que ya están confinados a su cama, la incontinencia puede dar
origen a enfermedades muy graves que ameriten hospitalización pues la humedad
constante al mojar su ropa conduce a afecciones respiratorias frecuentes o a
escaras en la piel que por la misma orina cuesta trabajo erradicar. Por otra
parte, también debemos tomar en cuenta que la deshidratación secundaria a la
auto limitación de líquidos “para no orinar tanto” es causa de otras
enfermedades.
PROBLEMAS PSICOLOGICOS; Mas
allá del problema económico que genera el uso de pañales la incontinencia se
acompaña de trastornos de ansiedad y depresión constantes ya que no todos los
pacientes se atreven a manifestar su problema a su medico o familiares pues
muchas veces existe una gran vergüenza para hablar de esto.
Otros se inducen al aislamiento social para no verse
expuestos a un acto bochornoso, lo cual les impide que desarrollen una vida de
relación sana socia.
En algunos casos la incontinencia nocturna es causa también de
insomnio crónico que conduce a tener irritabilidad y una agresividad secundaria
durante todo el día, esta es causada por que tienen que levantarse a cada rato
de la cama y con ello espantan el sueño o tambien por que la incomodidad de los
pañales por si misma les impide conciliarlo.
Los cambios emocionales de tener una incontinencia pueden
hacernos sentir desesperanza al considerar que nuestra enfermedad es incurable;
consideremos que son muchos los casos que tienen solución y que en ocasiones la
incontinencia aparente obedece a un efecto secundario de algún medicamento o a
alguna infección urinaria que al recibir tratamiento resuelve totalmente
nuestro problema.
La combinación de sensación de mal olor o de perdida de higiene
en conjunto con los constantes deseos de tener un baño cerca influyen en la
autoestima ya que desencadenan una serie de cambios emocionales y físicos que
repercuten en la calidad de vida de la persona.
Es urgente que todo adulto con problemas de incontinencia busque
ayuda profesional y recurra a las alternativas terapéuticas que se adapten
mejor a si mismo, entre las que destacan medidas como; ejercicios para el
control de la micción, tomar el habito
de ir al baño cada 2 horas tengan o no ganas, beber líquidos adeuadamente, recurrir a fármacos y
dispositivos especiales o incluso cirugías (aun en casos que son resultantes de cirugías de próstata) todo
ello es preferible a permitirnos continuar llevando una vida afectada por este
padecimiento.
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